Diferencia entre religión y espiritualidad

Al haber vivido una experiencia de despertar espiritual en 2020, mi percepción o conciencia sobre la religión y la espiritualidad ha cambiado por completo.

Criado en una familia cristiana católica, lo que yo solía considerar espiritualidad era ir a la iglesia, comportarme de manera «buena», confesar mis «pecados» al sacerdote, intentar hablar con un Dios que estaba «fuera» en algún lugar escuchándome y así todos los domingos.

¿Era o sigue siendo ésta una práctica que realmente lleva a una persona a la «unión» con Dios?

Un despertar espiritual o kundalini, como también se le llama, ciertamente me llevó a una nueva conciencia, y puede sonar a cliché, pero la mayoría de las capas de creencias sobre la religión y la espiritualidad se sintieron derribadas.

Podría decir que mi glándula pineal se activó durante mi emergencia espiritual, un tipo de experiencia que ciertamente no se enseña en la iglesia, y la biblia ya habla de ello.

Por qué es que estábamos siendo engañados, o no se nos enseñó plenamente acerca de la conexión real con Dios, que es en realidad dentro o en el interior con Dios / Universo / Conciencia Superior.

Las civilizaciones antiguas ya hablaban de la glándula pineal o tercer ojo y su importancia con la conexión a frecuencias superiores, pero la sociedad moderna parece que no tiene ni idea de ello.

¿Fue que la organización y las instituciones que rodean a las religiones no querían gente con más conciencia o más consciente? ¿O se trataba en realidad de un declive del colectivo hacia temas sobre espiritualidad?

Ciertamente, en mí ya no hay necesidad de validación externa sobre una creencia en determinada religión.

En un punto dado, la mayoria de las religiones tienen su propia manera de dar una direccion a la verdad principal, sobre ir dentro para encontrar la parte de Dios que esta dentro de cada uno, pero en mi opinion, deberia ser declarado claramente sobre ello por las instituciones.

Así en la tierra como en el cielo / así arriba como abajo / así dentro como fuera, una verdad universal que nos invita a empezar primero en nuestro interior.